Lo primero que hay que tener en cuenta a la hora de convertir una moto de cross a supermotard es tener claro qué es lo que buscamos y queremos conseguir. El proceso, y sobre todo el presupuesto, no es el mismo si queremos acabar con una moto preparada para competir o si queremos tener una moto para disfrutar los fines de semana de unas buenas horas de diversión sin muchas más pretensiones. Una vez planteada esa pregunta, tendremos que elegir la respuesta y en función a ella, optaremos por un camino o por otro.
En este caso, vamos a suponer que lo que queremos es divertirnos sin grandes pretensiones y sin gastar mucho dinero, consiguiendo una moto divertida y lo más económica posible sin tener en mente ir a arañar hasta la última décima de segundo al cronómetro. Para ello, lo primero que necesitamos, si no lo tenemos ya, es una moto de motocross. Dependiendo de lo que tengamos ahorrado, podremos optar por una moto más moderna o tendremos que recurrir a una con más años. En cualquier caso, una vez conseguida empezaremos a trabajar sobre ella haciendo primero las modificaciones imprescindibles para adaptarla al asfalto. Lo ideal sería antes de nada hacer un repaso al motor, ya que el supermotard exige bastante a la mecánica y si no está en buenas condiciones es fácil que “reviente”. Es mejor gastarse 500 euros en revisarlo que ver cómo sale la biela por el cárter al segundo fin de semana…
El primer paso a dar es conseguir unas llantas preparadas para los neumáticos específicos de supermotard, que suelen ser de 17 pulgadas atrás y 17-16,5 pulgadas delante. Este paso, que parece de lo más simple, puede no serlo tanto. Encontrar unas llantas que encajen en la horquilla de nuestra moto y con su eje y casquillos no es tarea fácil, sobre todo si no queremos recurrir a unas nuevas y preferimos unas de segunda mano que nos pueden ahorrar varios cientos de euros. También tendremos que tener en cuenta el buje de estas llantas para conocer la disposición de los anclajes tanto del disco de freno como de la corona, que tal vez deberá ser algo más pequeña. Posiblemente, necesitaremos casquillos nuevos que centren la nueva llanta en su sitio, aunque deberían venir incluidos al comprar las llantas para evitarnos quebraderos de cabeza. Así mismo, necesitaremos neumáticos específicos para este nuevo uso. Lo recomendable es buscar compuestos medio-duros para no encontrarnos con que tenemos que cambiarlos cada dos o tres jornadas, ya que su precio es bastante superior al precio de los neumáticos de motocross. Encontrar un juego de neumáticos de supermotard por menos de 300 euros ya es todo un logro, así que tenlo en cuenta antes de elegirlos.
Lo siguiente que necesitamos tener en cuenta a la hora de convertir una moto de cross a supermotard es que los frenos no son iguales, necesitando unos mucho más potentes para el asfalto. Para ello, necesitaremos un nuevo disco delantero (lo recomendable es contar con uno de 320 mm de diámetro), una nueva pinza ya sea de anclaje axial o mejor aún radial, un latiguillo metálico y una bomba mejor. Ahorrar en este aspecto no es una buena idea, ya que si mantenemos los frenos de motocross, la moto no frenará bien, no tendremos buen tacto y tras unas cuantas frenadas perderá su efectividad por la fatiga y el recalentamiento. En el mercado podremos encontrar bombas más que suficientes por unos 250 euros, latiguillos por aproximadamente 60, pinzas por algo más de 200 y discos por esa misma cantidad de manera orientativa.
Es imprescindible cambiar todo el sistema de frenado
Elegir el tipo de pinza será fundamental antes de buscar la siguiente pieza necesaria, el adaptador de la pinza para poder anclarla a la barra de la horquilla. Para las motos posteriores al año
En este punto, tenemos buena parte de lo realmente imprescindible ya avanzado para que no tengamos demasiados problemas, aunque la moto distará todavía de tener un buen comportamiento en las pistas de supermotard. Para conseguirlo, es el momento de fijarnos en las suspensiones, el gran talón de Aquiles de este tipo de moto tras el sistema de frenado. Las motos de motocross llevan suspensiones mucho más blandas y con mayores recorridos que las de supermotard, por lo que si las usamos sin cambiar nada en ellas la moto será excesivamente blanda y se comportará “como un barco”. Si no tenemos mucho presupuesto, podemos meterle a la horquilla un aceite más denso y endurecerlas con los ajustes, aunque esto será un parche simplemente. Lo mejor es llevarlas a un taller experto en preparación de suspensiones y dejarles hacer su trabajo con los revalvulados y cambios de muelles necesarios. Con esta preparación básica, que nos puede costar entre 400 y 500 euros aproximadamente, la moto ganará mucho y será más que suficiente para un uso de nivel medio.
Proteger a la moto también es importante
Con estos pasos para convertir una moto de motocross a supermotard, nuestra compañera ya será completamente funcional y estará preparada para que disfrutemos de ella, pero todavía nos queda una parte importante para su salud, las protecciones. Caerse en asfalto no es igual que caerse en tierra y los daños pueden ser mucho mayores. Para evitarlo, hay una serie de protectores en los que siempre viene bien invertir los últimos euros para evitar males mayores en caso de caída. Los más aconsejables son los protectores de las manetas con refuerzos de aluminio, que evitarán que destrocemos la bomba de freno y las manetas y soportes correspondientes además de la caña del acelerador.
Otras protecciones que suelen ser incluso necesarias en algunos circuitos para poder acceder son las deslizaderas de las estriberas, que evitan que arañemos el asfalto demasiado en caso de perder la verticalidad. Así mismo, este tipo de protecciones vienen bien en los dos ejes para que no rocen ni el basculante ni la horquilla. Por último, podemos proteger los cárteres e incluso el escape, sobre todo el silencioso. Otra medida de prevención que nunca está de más es instalar un pequeño cuenta-horas para llevar los mantenimientos de la moto al día según su uso.
Con todo esto, tendremos lo necesario para disfrutar del supermotard de la mejor manera posible, aunque corremos el riesgo de que nos pique el gusanillo y queramos ir mejorando cada vez más. En ese caso, podremos seguir preparando nuestra moto para que sea más y más rápida cada vez. Eso sí, lo que tendremos que preparar antes es la cartera, ya que en ese momento se empezarán a disparar los costes de manera exponencial… aunque también lo haga la diversión.
Aprovechamos la última cita del campeonato de España en el circuito FK-1 (Valladolid) para tomar contacto directo y elaborar este reporaje divulgativo, en el que los pilotos más destacados del panorama nacional nos revelan detalles y algunos secretos de esta especialidad apasionante y casi desconocida para el gran público: El Supermotard.
Un grito desgarrado llama la atención del espectador, que gira al instante la cabeza, como un gallo, para ver un jirón de niebla azul desprendiéndose de la rueda chillona, mientras que la recia fragancia de la goma quemada invade sus sentidos. La velocidad a la que la moto se echa encima del viraje crea en ese aficionado, que la ve llegar a pie de pista, la impresión de que no va a entrar en la curva, igual que ocurre las primeras veces que se presencia de cerca una carrera de velocidad; pero cuando apenas ha iniciado la frenada y la ve cruzarse, atravesarse sobre el trazado, la impresión cambia para resultar, sencillamente, la de que el piloto va a ir a parar irremisiblemente por los suelos, rodando por el piso, en el momento en el que el neumático trasero vuelva a agarrar, a aferrarse repentinamente al asfalto, para catapultarlo hacia una voltereta mortal, incluso con un tirabuzón incluido.
El Supermotard apareció a principios de los ochenta, y lo que más nos llamó la atención entonces fueron las propias motos. Unas preparaciones que, a un servidor y a algunos más, nos recordó a los aparatos que participaban en las subidas en cuesta españolas, aparatos como la Cappra 414 de Pepe El Loco, que sobrecogían a todo el que la miraba. Sin embargo, estos androides, creados en los albores del Supermotard mostraban otras particularidades, más extrañas, si cabe.
Ahora, el supermotard ha tomado algunas variantes, hasta el punto de hacer creer a muchos que aquél originario, con su tramo de tierra y sus saltos, había desaparecido. Tal es la proliferación de pilotos y celebridades de la velocidad que han tomado el supermotard exclusivo de asfalto como base de su entrenamiento, que lo han extendido hasta crear una nueva categoría en el campeonato de España: Supermotard Road. Una fórmula del SM que se ha extendido por todo el país, tanto para practicantes aficionados como para pilotos de competición.
Ya que el suelo muestra en ese momento un aspecto intermedio, en parte mojado y en parte seco, le pregunto si el pilotaje del SM Road, en estas condiciones tan particulares, se asemeja más al de velocidad también bajo la lluvia.
Íker Lecuona.- Sí, se derrapa mucho menos en la entrada, luego se marca más el giro con el contramanillar, y después se deja correr la moto por más espacio sin gas, hasta acelerar con más suavidad, claro está, y levantarla, quedándote abajo.
Dejo la carpa de Íker y camino hasta acercarme a la línea de salida, donde se está preparando la parrilla para la categoría élite de la jornada. Allí veo en la pole a David Giménez, con su Suzuki del equipo Grau, y a su lado la Husqvarna de toda una institución en el mundo del Supermotard de nuestro país: Francesc Cucharrera, seis veces campeón de España, incluida la edición 2014. Una parrilla que se forma exactamente de la misma manera que lo hace cualquiera de velocidad, con mecánicos, con caballetes (de cross), con calentadores… Cuando quedan tres minutos, se escucha el grito de “Generadores fuera”, y cuando queda un minuto, “Mecánicos fuera”.
Allí encuentro el despliegue de Motos Grau, que resulta impresionante: El trailer del equipo aparcaba toda su extensión a lo largo de la línea de boxes, delante de él, las seis Suzukis que había visto en la parrilla de élite se despliegan en formación sobre el recinto que ha acotado el equipo. Me sitúo junto a una de ellas, aposentada sobre su caballete, y puedo ver hasta qué punto se apura y aprovecha para la publicidad el escasísimo espacio disponible sobre una moto de supermotard: No encuetro en ninguna de las seis, ni creo que en todas las que participan esa mañana, ni un solo milímetro libre. Finalmente encuentro a David, me presento y él me invita amablemente a subir al interior del trailer para charlar unos minutos.
Para completar la pequeña entrevista, le pregunto si ha probado alguna vez una moto de velocidad.
David Giménez.- Sí, un día un amigo me dejó una 600 al lado de casa, en el circuito de Alcarrás. Me gustó, sí, claro, pero mi especialidad es ésta: El Supermotard.
Aparte de estos detalles, la manga resulta igualmente apasionante con una lucha a cara de perro entre David, manteniendo la cabeza, cerrando todos los espacios, y Francesc, nuevamente intentando meter la rueda, llegando a tocarse en varias pasadas por la misma curva con los dos pilotos prácticamente en paralelo.
Le pido que primero me hable algo de él, y Francesc me cuenta que es de Navás, una localidad de la provincia de Barcelona, próxima a Manresa. Es entonces cuando no puedo evitar hacer un comentario entre risas sobre el extraño triángulo de las Bermudas que hace ya algunas décadas se formó en ese interior de su provincia y parte de la de Lérida y Gerona, una zona en la que no dejan de aparecer las estrellas más brillantes del motociclismo mundial: Los Checa, Marc Coma, los Elías, Crivillé, Pedrosa, Nani Roma, Adam Raga, Marc Márquez, Toni Bou, incluso el antecedente de todos ellos: Narcís Casas. Después, me explica que lleva once temporadas en el campeonato, que está a punto de cumplir los 41 y en ese momento se llama a sí mismo, entre risas, “El Abuelo de la categoría”. Me confirma con su propia experiencia que el supermotard es una especialidad en la que un piloto se puede mantener durante más tiempo en forma, sobre todo en la parte de asfalto, aunque me confiesa que en la tierra le cuesta un poco más.
En la tercera y última manga, parece ser que encontraron por fin una puesta a punto óptima en La Husqvarna de Francesc y pudo hacerse con la victoria, aunque a la postre sería David, su rival directo, quien se coronaría como campeón de España 2.015 de esta modalidad en asfalto, tan espectacular y asequible para el espectador.
Vale la pena acercarse en la próxima ocasión a presenciar una carrera de esta depurada especialidad, que en la mayoría de las provincias se disputa sobre circuitos cercanos, y además con la entrada gratuita. Vale la pena para que el Supermotard deje de ser en nuestro país ese gran desconocido.